COLUMNA DE OPINIÓN | Drones para fotogrametría, evolución y seguridad operacional

febrero 10, 2022 4 minutos de lectura

 

Han pasado diez años desde que en GEOCOM vendimos el primer dron o UAS (Sistema Aéreo no Tripulado), era el Gatewing X100, un dron del tipo ala fija que sorprendió a la industria nacional, no solo porque en Chile recién se empezaba a abrir el mercado de los drones, sino que también por sus enormes cualidades. Se trataba de un pequeño “avioncito” de origen belga, que cargaba una cámara de 10 MP y era capaz de hacer levantamientos fotogramétricos de amplias superficies (150 hectáreas) en un tiempo de vuelo de 35 minutos y con resultados de calidad luego de un par de horas de procesamiento, algo que con topografía terrestre demoraría varias semanas.

Claramente los drones llegaron para quedarse, su uso se ha masificado y hoy podemos ver que los profesionales de la Geomensura no pueden prescindir de ellos, ya que los beneficios son enormes, sobre todo en cuanto a productividad, representatividad y precisión de los levantamientos. En el último tiempo hemos tenido grandes avances tecnológicos en la industria de los drones, lo que ha permitido tener equipos mucho más económicos, portátiles y simples de utilizar. Por esas razones, en GEOCOM la venta de drones ha aumentado de forma exponencial en los últimos cuatro años, lo que nos ha exigido aumentar el número de profesionales dedicados a la preventa, soporte y servicio técnico de drones, de manera tal de entregar soluciones integrales a nuestros clientes.

Estos diez años de experiencia en la comercialización de drones nos han permitido constatar de forma clara los avances y cambios que se han producido en varios aspectos. Los primeros UAS necesitaban de una catapulta de lanzamiento mecánica para poder despegar, tenían largas listas de chequeo análogas, tenían poca autonomía y utilizaban puntos de control terrestre. En cambio, hoy tenemos equipos cada vez más automatizados y productivos, con baterías más eficientes para aumentar la autonomía, con sistemas de referenciación directa para evitar el uso de puntos de control, con cámaras de 45 MP para fotogrametría y con una serie de otras cámaras o sensores para diversas aplicaciones.

Si bien sabemos que los avances en cuanto a seguridad también han sido significativos, en GEOCOM no hemos dejado de transmitir a nuestros clientes una premisa fundamental para nosotros: un dron no puede ser considerado como un equipo topográfico convencional, ya que requiere de mucho más cuidado en su operación y mantención, y su uso está mucho más condicionado por factores externos. Tal como lo detallamos en cada capacitación que ofrecemos, la seguridad operacional empieza con una buena planificación de vuelo: debemos conocer con antelación el lugar donde vamos a volar, la altura de los cerros colindantes, la presencia de antenas u otras estructuras, el pronóstico meteorológico, el tráfico aéreo en la zona, etc. Además, debemos buscar a las personas más aptas para ser los operadores del UAS, porque serán los responsables del buen funcionamiento y mantenimiento del equipo, se deben preocupar de cargar correctamente las baterías y de llevar un registro de los ciclos de carga de éstas, de hacer una minuciosa inspección y limpieza del equipo antes y después de cada vuelo, de que no falte ningún accesorio etc. Estas y otras recomendaciones, también se detallan en la guía de seguridad que entregamos a nuestros clientes junto a cada dron.

Otro aspecto muy importante dentro de la seguridad operacional es la normativa que establece la DGAC (Dirección General de Aeronáutica Civil) para el uso de drones en Chile. A través de las DAN 91 y DAN 151, la DGAC ha normado la operación de aeronaves pilotadas a distancia (RPAS) desde hace una década, y éstas han experimentado cambios y se han ido perfeccionado debido al uso masivo de drones en el último tiempo, y también se han agregado o adaptado otras normas. Desde el 2020, la DGAC establece que toda entidad o persona que realice trabajos aéreos con fines comerciales debe obtener su Certificado de Operador Aéreo (AOC), lo cual se detalla en las DAN 119 y DAN 137.

Dentro de una empresa u organización donde se realicen labores con drones, además de cumplir con la normativa de la DGAC, se deben crear procedimientos que regulen y permitan trabajos seguros, los cuales deben ser formulados considerando especialmente la experiencia de los operadores UAS. Uno de los puntos más importantes que deberían considerar estos procedimientos es que, por los efectos del viento u otras condiciones meteorológicas, existen horarios para volar de forma segura, los que van a variar dependiendo de la zona geográfica, de las condiciones locales y de la época del año. Debemos acostumbrarnos a que un dron no se puede ocupar en cualquier momento, hay ocasiones en que derechamente se debe dejar el trabajo para el día siguiente o para cuando realmente se cumplan todas las condiciones de seguridad.

Sin duda los drones de hoy son más seguros que los de hace diez años, tienen redundancia de sensores para evitar colisiones, tienen sistemas de radio más potentes para evitar la pérdida de localización, son más resistentes al viento, al polvo y a la humedad, sus baterías son cada vez eficientes, se operan mediante softwares cada vez más inteligentes que incorporan rutinas automáticas en caso de alguna emergencia, etc. Pero no debemos olvidar que detrás de todo dron hay una persona que lo está operando, y debemos seguir siendo cuidadosos y metódicos para evitar incidentes, sobre todo ahora que junto con mi dron puede haber varios más volando alrededor.

Escrito por: Cristián Michell S. - Jefe de Producto UAS


Suscríbete a nuestro Newsletter